viernes, 25 de noviembre de 2011

Soraya, su baja maternal y el poder



Yo ya no sé si soy feminista radical, neomachista o machista a secas. Lo que sí tengo muy claro es lo que opino y, este tema, me cuesta no coincidir en la misma posición con otras compañeras blogueras – a las que respeto, por supuesto, pero, sobre todo, a muchas de ellas quiero y admiro.

Básicamente mi opinión se resume en que hoy por hoy, y señalo “hoy por hoy”, no se puede estar en misa y repicando. Es decir, no podemos quejarnos de que las mujeres no accedamos a cargos directivos, que no tengamos cuotas de poder y, además, pedirles a esas mujeres que están en esa lucha y que se tomen su baja maternal  - si elijen no hacerlo. 

Lamentablemente, en su camino hacia la cumbre ellas tienen que sacrificar muchas cosas, como también lo hacen los hombres ¿o es que pensamos que un hombre, presidente de gobierno por ejemplo, tiene una vida familiar ejemplar? ¿No hemos visto todos a Carla Bruni salir del hospital sola, recién parida, con su hija en brazos, mientras Sarkozi estaba en una sesión del Consejo Europeo?

Como todas sabemos, en el camino profesional las mujeres debemos demostrar mucho, casi siempre más que los hombres, y es ahí donde debemos apoyar a esas mujeres a llegar a lo más alto, y una vez allí, ellas deberán ser capaces de legislar, administras o gestionar leyes y políticas que nos ayuden a todas a conciliar mejor, a vivir mejor, a ser mejores madres y sobre todo a elegir qué queremos hacer, en las mismas condiciones que los hombres.

Me parece ingenuo pensar que ellas no deben sacrificarse, si así lo han elegido, por el bien común, y veo algo naif pensar que Soraya Sáenz de Santamaría, por la que tampoco tengo especial simpatía, como le paso en su día a Carmen Chacón, tenía otra elección. Posiblemente si quería aprovechar esta grandísima oportunidad que se le presenta no tenía otra elección, bajarse del carro hoy posiblemente significaba no poder subirse a él dentro de 16 semanas. 

Y vosotras me diréis, ¿y su hijo?  Pues sí, estamos de acuerdo, su hijo lo sufrirá hoy, a menos de 15 días de haber nacido, pero ¿realmente pensáis que Soraya podrá acompañar a su hijo el primer día de cole, o que podrá quedarse con él cuando esté enfermo o que podrá ayudarlo a hacer los deberes? posiblemente no. Y tendrá suerte si algún fin de semana puede estar con su madre mientras ella siga en el camino de la alta política. 

Pero aunque esa no sea nuestra decisión, aunque nosotras no hayamos decidido vivir esa vida y queramos-  y elijamos - cuidar a nuestros hijos a tiempo completo, o combinar la maternidad con nuestro trabajo, siempre priorizando sobre  nuestros hijos frente a nuestra vida profesional, hay mujeres que no lo hacen, y esto casi, casi debemos agradecérselo, porque el hecho de que ellas estén ahí significa que algún día ver a las mujeres en el poder será natural, se normalizará y puede, y sólo puede, que en un futuro nuestras hijas puedan elegir estar en el poder, sin tener que renunciar a su baja maternal . Estamos hablando de sacrificio, ellas sacrifican su maternidad – con lo que eso conlleva y la culpa que, sin duda, arrastrarán – para que no sea raro ver a una mujer pasando revista a las tropas como la Ministra de Defensa, con dos cojones, o en este contexto sería mucho más apropiado decir ¡con dos ovarios!.

Muchas madres blogueras han hablado del “ejemplo” que ellas dan, de que si ellas lo hacen puede que se espere que nosotras también lo hagamos, incluso yo he hablado de ningunear la maternidad.  Pues sí, existe esa lectura, pero también existe otra, queremos que las mujeres lleguen al poder y si este es el lamentable camino que hay que seguir, me temo que deben hacerlo, con el único objetivo de que otras mujeres puedan disfrutar de lo que ellas no pueden, por alcanzar el bien común. 

¿Quién dijo que cambiar las cosas fuese fácil?  Llamadme ingenua, pero pienso que para que lleguemos a ser como Noruega, donde su príncipe heredero Haakon solicitó su permiso de baja paternal… hay que hacer sacrificios, y que como en toda revolución deben existir mártires por la causa. Pero, nos queda mucho por recorrer en un país como el nuestro en el que las mujeres no podemos, por ejemplo, acceder al trono. Con este panorama ¿de qué cojones estamos hablando?

domingo, 20 de noviembre de 2011

De zanahorias, dibus y vestidos



Las conversaciones con mi niño cada día son más sorprendentes por su alto, altísimo, nivel de elocuencia, leed:
 
- Hijo, las zanahorias son muy buenas para la vista y los niños que comen muchas zanahorias ven muy bien los Mickeys, los pitufos filósofos y todas las cosas que les gustan - le explico a mi niño con el discurso más pedagógico, a la par que didáctico, del que soy capaz.
 
- Entonces – continúa mi niño- las mamás que comen muchas zanahorias ven muchos vestidos y pantalones ¿verdad mamá?

- Verdad hijo, verdad – musito mientras pienso, como me ha calao el jodio.