Hemos escapado bien al 2009, la crisis nos ha respetado y la salud perdida, la encontramos en la Fundación Jiménez Díaz. Sin duda, el asunto de la salud ha sido el episodio que nos ha deparado el hecho más desagradable (y algo traumático para mí) en este 2009 que ya acaba.
De cualquier forma, no nos podemos quejar, ha sido un buen año. 365 días de descubrimientos, de emociones, de retos, de dudas, de satisfacciones, de más miedos y alguna que otra preocupación. Ha sido el año en el que mi niño ha dicho mamá y papá (con mucho más esfuerzo), ha aprendido a bailar, a jugar y a reírse.
En lo laboral ha sido también un año apasionante. En una fase en la que creía que ya sabía casi todo de la profesión, en mi empresa abrimos una ventana inexplorada y desconocida, que nos ha servido para renovarnos, reinventarnos, ponerlo todo boca abajo y darle en las narices a la maldita crisis. Crucemos los dedos, pero creo que estamos en el camino… y esa ventana abierta ha sido clave en mi forma de ver y entender la maternidad (y de relatarla a través de este blog que cumple un año), porque me ha puesto en contacto con otras madres que sienten y piensan igual que yo, y he descubierto que sí, que soy un bicho raro, pero que hay más de mi especie por ahí, criando a sus hijos con las entrañas, con amor y sin métodos inhumanos… espero que estemos en la buena senda.
¡Salud y suerte para el 2010! El resto, me temo que toca trabajarlo…