miércoles, 10 de agosto de 2011

Si hubiese sido un hombre...



Si hubiese sido un hombre, habría sido un cabroncete implacable. Un hijo puta al que no se le escaparía un negocio, un estratega magistral con un olfato acojonante. Sería un deslenguado que se ríe a carcajadas, comilón y buen bebedor. Un hombre de éxito, con una buena carrera, ganaría más del doble de lo que gano hoy y probablemente sería directivo en una gran empresa.

Pero soy mujer... una mandona exigente, muy bruja, sibilina, que se las sabe todas, ordinaria y gorda. Una profesional con un sueldo medio y probablemente poco reconocida.

La peor forma de discriminación es la que no existe, de la que no puedes quejarte porque es aparentemente inexistente. Es esa que vivimos muchas mujeres sin saberlo y a la que si alguna vez mencionas es porque eres una feminista obsesiva, histérica y anclada en el pasado, rencorosa y frustrada porque si no has llegado donde querías es porque no lo vales.

Me alegro de tener un hijo, porque seguro que lo tendrá más fácil.