miércoles, 30 de septiembre de 2009

Un lavado de imagen para nuestros niños

Si algo necesitan los niños del llamado primer mundo es un lavado de imagen o, dicho más técnicamente, un plan de comunicación. Nuestros niños tienen mala imagen y alguien debería rascarse el bolsillo para pagarles una campaña de relaciones públicas como "el capital" manda.

Tienen fama de ser mocosos, caprichosos, manipuladores, chantajistas y resabiados. Hasta la literatura "experta en educación" habla de pequeños dictadores o niños terribles, proponen poner límites a sus peligrosos deseos y el "no" como forma para ayudarles a crecer. El ideario popular cuenta con expresiones como: sabe más que los ratones "coloraos", te está poniendo a prueba o mientras más llora menos "mea"… que casi siempre se achacan a niños y pocas veces para su beneficio.

Propongo desarrollar una estrategia en medios de comunicación (prensa, radio y televisión) y en los llamados medios sociales (redes sociales de Internet, foros, blogs, etc.), dirigida a padres, madres, abuelos, tíos, personal sanitario y educadores.

Los mensajes serían: No se despiertan por las noches para fastidiarte (su ritmo de sueño es diferente); No se dejan siempre los tres últimos bocados en el plato para atormentarte (¿no será que le pones demasiado?); No se ponen insoportables cuando los recoges del cole (quizás quieran llamar tu atención porque te han echado de menos).

Las tácticas serían envío de notas de prensa a medios de comunicación con estos titulares: "mamá, todavía no sé hablar y si lloro es porque necesito algo"; "papá, no quiero comerme esa última cucharada que el sr. Danone se empeña en poner de más en mis yogures"; "mamá, no soy un reloj, no tengo ganas de ir a la cama a las 8:57"; "papá, si dejas esa figurita a mi alcance ¿realmente pretendes que no la toque?".

Las mamás y papás blogueros podrían dar a conocer estos mensajes, compartir información sobre la corriente de la educación basada en el apego, el cariño, la educación democrática y la empatía.

Para evaluar la campaña lo haríamos de dos formas, cuantitativamente: midiendo la longitud de la sonrisa de nuestros niños y cualitativamente, evaluando si hemos desterrado ese concepto de "niños abusones" de las sociedades industrializadas.

El presupuesto sería 1.000 besos babosos, 700 en concepto de honorarios y 300 para gastos.

8 comentarios:

  1. Genial ,me ha encantado. Estoy totalmente de acuerdo. Los niños necesitan límites, firmeza, etc. pero sobre todo son niños y necesitan amor, cariño y mucha paciencia. Los ejemplos que pones son perfectos.

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  2. Tienes toda la razón... Yo estoy cansada que todo el mundo me mire con cara rara por seguir dando el pecho, practicando el colecho, llevando a mi hija en un fular....Los niños, aunque pequeños, merecen tanto o más respeto que los adultos...

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  3. Saludos, querida!!!

    Muy bueno este artículo!!!

    Ya hemos aprendido que no es de "buen gusto" hablar mal de las mujeres, de los negros, de los inmigrantes, de los discapacitados...falta que aprendamos a no hablar mal de aquello que más queremos: nuestros hijos.

    Es el "último tabú" que diría Carlos González.

    Cuando cambie la mirada que los adultos tenemos sobre los niños, cambiará el mundo.

    Un abrazo!!!

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  4. Gracias chicas por vuestros comentarios! veo que estamos en la misma onda, y me alegro mucho.

    Mamareciente, estoy contigo, el amor es la clave... :-)

    LadyA, tú siempre tan reivindicativa... así me gusta! ese es el espíritu! jeje

    Ileana, voy a tener que montar un club de fans "vivan los comentarios de Ileana", es que siempre me encanta todo lo que dices... eres muy "aguda", documentada, lúcida...

    Gracias otra vez chicas, me encanta que estemos de acuerdo.

    Besos

    Begoña

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  5. Gracias, Begoña, por esos piropos, jejeje...

    Pero es que es verdad. Hemos aprendido a abandonar los prejuicios -al menos en público- contra todas las personas diferentes al hombre-blanco-rico-heterosexual-católico- europeo, sin embargo, seguimos hablando mal de aquellos que se supone que más queremos y que son el futuro de la humanidad: nuestros niños.

    Imagínate que te encontraras en una librería con estos libros:

    "Las mujeres dictadoras"

    "Los negros terribles"

    "Cómo poner límites a tu marido sin dañarlo"

    "El NO como forma de ayudar a que las personas pobres sean más felices".

    Todos nos espantaríamos.

    Sin embargo, nos parece absolutamente normal que se digan semejantes cosas de los niños.

    Un abrazo, que siga creciendo la red del amor!!!

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  6. Jajajajajaja!
    Uno: Begoña, ME HA ENCANTADO ESTE POST! :) no sólo el tema, sino el tono que le has dado.
    Como diría Dara, estamos todas hechas unas 'madres insumisas' :D
    Y Dos: yo me apunto al club de fans de Ileana también!!!!jajaja has utilizados 3 calificativos muy acertados ;)
    Otro abrazo!

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  7. No soy madre, pero siempre he sido muy observadora...A menudo en el día a día descubro las relaciones entre personas: jóvenes saliendo de marcha, universitarios volviendo a casa, abuelitos paseando por el parque, padres y madres con sus niños...En general se puede apreciar que el modo de relacionarse con los hijos varía respecto al nivel económico y la profesión de los progenitores, pudiendo existir excepciones claras, que no dudo que las habrá.
    Se podría describir un patrón de comportamiento por rangos salariles de los padres, junto con parámetros como: el colegio al que acuden los niños, o la zona de la ciudad, en la que habita la familia. Y estoy segura de que las conclusiones del estudio serían sorprendentes; la realidad es que todo está bastante determinado por el entorno social y económico. Porque los individuos evolucionan prefijándose metas, expectativas que identifica, que extrae en esos entornos, que le sirven de patrón, y si lo hace con esmero, pasará a formar parte de ellos.

    Así, y para comentar la relación de mi entrada en este post, "lavado de imagen para nuestros niños"; observo cada día como el mayor de los empeños de los niños de nuestra sociedad, es la búsqueda de atención, y no siempre son entendidos por los adultos, y mucho menos correspondidos.

    Quizá es algo que arrastramos pertinentemente de nuestros antecesores menos racionales,(más animales),donde la llamada de la cría era clave para su supervivencia en un medio hostil. Y la situación ha cambiado las formas, pero no los conceptos. La situación actual es que el ser humano se distancia cada vez más del medio natural del que procede, generando ambientes urbanos, donde se considera alejado de los peligros que tantos miles de años ha tenido que salvar. Esto ha generado la errónea creencia en el subconsciente colectivo, de que la especie se ha impuesto sobre ese medio salvaje (natural),que es capaz de controlarlo, de someterlo, y en este espacio diseñado para el hombre las preocupaciones que se derivan del estilo de vida son otras; sin darse apenas cuenta de que en realidad, lo que ha sucedido es que los peligros se han transformado, y como consecuencia se ha relajado en la realización de ciertas funciones instintivas, para ocuparse más de otras más acuciantes en nuestra sociedad; con la salvedad de que por el camino hemos perdido, hemos dejado de entender los instintos que nos caracterizan como especie humana, como una especie más sobre la tierra; especial...pero a fin de cuentas, una más.

    Este proceso, es sin lugar a dudas, el que conlleva al ser humano a emitir expresiones o a afirmar cuestiones como las que denuncias arriba. El propio individuo está des-aprendiendo los comportamientos de su especie como consecuencia de su crecimiento en los medios antropizados, como consecuencia del modelo de educación: basado en un sistema de fe en los contenidos, frente a uno más crítico, más analítico; como consecuencia de la poca interrelación de grupos de diferentes edades.

    Al final es una cuestión de tiempo y energía, si los padres dedican su atención a unas cosas, no pueden atender otras...Y comienzan a sentir la crianza como una carga, como un obstáculo, como una imposición; y finalmente se publican frases relativas a los niños como esas, que no son sino un reflejo del nivel de deterioro en el que se encuentra el ser humano en estos temas.

    NO se puede aprender si no se observa, si no se analiza, si no se dedica tiempo y esfuerzo; en definitiva: si no se conoce. La realidad es que en detrimento de la relación paterno-filial, nos hemos inventado un submundo de prioridades materiales, en que precisamente, los padres no conocen a sus propios hijos.

    Siento si me he extendido demasiado, pero creo que la causa merece la pena.

    Un saludo:

    Adriana Marín

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  8. Cada vez tienen más éxitos tus post! :)

    Felicidades!

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