Mi niño se debate entre el deseo y el miedo, entre el amor y los celos, entre el clásico bien y mal... vaya un caso típico de yin-yang.
Desea fervientemente tener un hermanito, compartir, enseñar, amar, pero un día, en una conversación sobre su hermanito, se queda callado, meditabundo y me dice:
- Mamá, cuando nazca el hermanito, yo me voy a poner como el gatito de Pinocho.
- Y eso ¿cómo es?
- Así – y hace el gesto de un gato enseñando las garras.
- Para despejar mi duda (y mi asombro) y poder comprobar que estamos hablando de lo mismo le pregunto: ¿celoso?
- Sí – me responde él- celoso como un gato.
Nota: he estado guardando esta anécdota hasta poder hacer público mi embarazo, así que: Sí, estamos esperando a nuestro hermanito desde hace ya 15 semanas.