Las conversaciones con mi niño cada día son más sorprendentes por su alto, altísimo, nivel de elocuencia, leed:
- Hijo, las zanahorias son muy buenas para la vista y los niños que comen muchas zanahorias ven muy bien los Mickeys, los pitufos filósofos y todas las cosas que les gustan - le explico a mi niño con el discurso más pedagógico, a la par que didáctico, del que soy capaz.
- Entonces – continúa mi niño- las mamás que comen muchas zanahorias ven muchos vestidos y pantalones ¿verdad mamá?
- Verdad hijo, verdad – musito mientras pienso, como me ha calao el jodio.