Últimamente mis palabras parecen premoniciones, cuando abro la boca se conjuran los astros para que lo que digo se haga realidad. La cosa está tan peliaguda que me doy miedo…
“Tiene que ser horrible tener a un niño malito en el hospital”, maldita la hora en la que pronuncié esas palabras… la madrugada siguiente, a las 3 de la mañana, nos íbamos a urgencias, con el niño con 40 de fiebre. 13 horas más tarde nos quedábamos ingresados en la habitación 2406 de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid – para los curiosos os diré: broncoespasmo y neumonía – un completo típico de estas fechas.
Para regocijo de mi amiga Amalia (diario de una mamá pediatra), y para ser justos, nos han tratado de maravilla. Todo el personal, de urgencias y de planta, han sido extremadamente amables y cariñosos con mi niño, me consta que se preocupan por cada uno de los niños que están ingresados, los conocen perfectamente por su nombre, aprenden sus gustos, inventan trucos para que cualquier manipulación que tengan que hacerles sea lo más llevadera posible y no me queda más que darles las gracias porque han conseguido que estos 5 días sean mucho más llevaderos.
Me quedo con una frase que nos dijo una veterana enfermera: “Nos acordamos de todos los niños, de los que se van y de los que no salen…”. Cuando oí esas palabras se me saltaron las lágrimas, porque efectivamente eran ciertas, ella reconoció al niño que compartía la habitación con mi hijo, al que había tratado cuando nació prematuro en ese mismo hospital.
Y el problema no son esos 5 días en el hospital, lo peor son los que dejas allí, los que sabes que afortunadamente se pondrán mejor, aunque tengan que pasar una larga temporada ingresados, y los que temes que no saldrán, que no serán capaces de superar sus dolencias y dejarán padres desolados.
Pues eso, que después de esto, no paro de pedir que me toque la lotería, a ver si soy capaz de atraer la suerte…
Muchos recuerdos a todos los niños de la 4ª planta de la Fundación Jiménez Díaz, en especial a la pandilla del moco (únete que somos pocos…)- todos los enfermos de respiratorio-, a las enfermeras, auxiliares y médicos y al personal de urgencias que fueron eficientes, amables y cariñosos.
“Tiene que ser horrible tener a un niño malito en el hospital”, maldita la hora en la que pronuncié esas palabras… la madrugada siguiente, a las 3 de la mañana, nos íbamos a urgencias, con el niño con 40 de fiebre. 13 horas más tarde nos quedábamos ingresados en la habitación 2406 de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid – para los curiosos os diré: broncoespasmo y neumonía – un completo típico de estas fechas.
Para regocijo de mi amiga Amalia (diario de una mamá pediatra), y para ser justos, nos han tratado de maravilla. Todo el personal, de urgencias y de planta, han sido extremadamente amables y cariñosos con mi niño, me consta que se preocupan por cada uno de los niños que están ingresados, los conocen perfectamente por su nombre, aprenden sus gustos, inventan trucos para que cualquier manipulación que tengan que hacerles sea lo más llevadera posible y no me queda más que darles las gracias porque han conseguido que estos 5 días sean mucho más llevaderos.
Me quedo con una frase que nos dijo una veterana enfermera: “Nos acordamos de todos los niños, de los que se van y de los que no salen…”. Cuando oí esas palabras se me saltaron las lágrimas, porque efectivamente eran ciertas, ella reconoció al niño que compartía la habitación con mi hijo, al que había tratado cuando nació prematuro en ese mismo hospital.
Y el problema no son esos 5 días en el hospital, lo peor son los que dejas allí, los que sabes que afortunadamente se pondrán mejor, aunque tengan que pasar una larga temporada ingresados, y los que temes que no saldrán, que no serán capaces de superar sus dolencias y dejarán padres desolados.
Pues eso, que después de esto, no paro de pedir que me toque la lotería, a ver si soy capaz de atraer la suerte…
Muchos recuerdos a todos los niños de la 4ª planta de la Fundación Jiménez Díaz, en especial a la pandilla del moco (únete que somos pocos…)- todos los enfermos de respiratorio-, a las enfermeras, auxiliares y médicos y al personal de urgencias que fueron eficientes, amables y cariñosos.
Me alegro muuuuucho de que ya haya pasado todo y de que hayais tenido tan buena asistencia. Hasta lo difícil parece más fácil cuando todo el mundo pone de su parte...
ResponderEliminarLo de 'la pandilla del moco (únete que somos pocos)' me ha dejao frita!!!jajajaja
La verdad es que es poco todo lo que se agradece lo bien que te tratan en los hospitales, sobre todo si el ingresado es un peque. Este verano a mi tsunami con 3 añitos le "pulverizaron" una piedra en el riñón, no había más niños, pues es una cosa muy extraña y era el único en planta, sólo estuvimos una noche. Tanto los médicos como las enfermeras de la Clínica la Luz fueron espectaculares (como diría Spíderman) con el niño y con nosotros.
ResponderEliminarY yo, pues mira, si hay un pellizquín ok, pero que me dejen como estoy... porque hay temporadas que es mejor olvidar.
Me alegro que esteis fuera y ahora a esperara a los Reyes en casita.
Marta.
me alegro de que ya estéis bien y yo como Marta, que me quede como estoy...
ResponderEliminarHola Begoña! Soy Ana, la mama de Mario, vuestro compañero de habitación. Me alegro que ya estéis en casa y que Javi ya este corriendo todo lo que no ha podido en los 5 días del hospital. Me sumo a todo lo que has comentado del trato y seguimiento de nuestros niños por todo el personal del hospital. También quiero darte las gracias por vuestra buena compañía que nos han hecho más grata esta situación por la que hemos tenido que pasar.
ResponderEliminarUna vez más encantados de conoceros y nos vemos en la blogsfera.
Gracias a todos por vuestros comentarios... Estamos muy contentos de volver a la vida "civil" y haber dejado el hospital.
ResponderEliminarAna, que alegría reencontrarte en la red!!! Nos acordamos mucho de vosotros. No podemos evitar hacer referencia a Mario cada dos por tres, cuando vemos una vaca o cuando vemos que van a poner en la tele MADAGASCAR!!!! jajajajaja... Muchos besos a ti, Mario, Javier y a toda tu familia (quie son estupendos!), vosotros también habéis conseguido que nuestra estancia sea mucho más agradable. Muchos besos y estamos en contacto.
Begoña, me ha gustado mucho este post por razones obvias (ya sabes que soy reivindicativa, jeje), aunque siento que hayas tenido que pasar por un ingreso hospitalario de tu peque.
ResponderEliminarMe alegro de que todo haya vuelto a su cauce y sigas por aquí dando "guerra" (de la buena)
Un abrazo
Me alegro mucho que tras una corta estancia todo haya quedado en un susto. Los hospitales son muy duros, para los peques, obvio, y para los padres. Por desgracia yo he pasado varias veces con mi peque. A los cinco días de nacer, se quedó ingresado un mes. Y al año, pasó dos veces. Estancias medias, de unos 20 días. La verdad es que yo siempre he dicho lo mismo cuando he salido, el personal maravilloso, las enfermeras , que decir de ellas. Salvo una o dos auxiliares de la noche, a las que no debía gustarles el turno y consideraban que si no dormían ellas, no dormiamos nadie. En fin. Pero en general siempre fueron encantadores y trataron al niño como un príncipe. Así que aunque en mi caso fue en el Hospital La Paz de Madrid, me uno en tu mención a esas personas que hacen que la vida de niños y padres sea más fácil y llevadera en un hospital.
ResponderEliminarPues si, la verdad que los buenos profesionales de la medicina abundan, pero siempre se habla mas d elo malo...
ResponderEliminarPues yo este año no pido la loteria, y eso que estoy mas tiesa que nunca, pero es que con mi Pablete ya me ha tocado el gordo de los gordos, asi que este año me apunto mas a lo de "virgencita, virgencita..." ;)
Feliz Navidad :o)
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