martes, 27 de enero de 2009

Miedo...

Hoy he oído en la tele las declaraciones de una reciente madre que afirmaba algo interesante: "Ahora tengo miedo". Quizás esa frase, nacida del intelecto de una persona que, a simple vista, no se consideraría una gran pensadora, me ha hecho recapacitar sobre el asunto del miedo.

Personalmente, antes que amor, sentí por mi hijo miedo. Miedo de que no estuviera bien, miedo al cogerlo, miedo de no saber, miedo de fracasar, miedo de no convertirme en esa madre que siempre quise ser…


Nunca antes había pensado que el miedo forma parte de la experiencia vital de la maternidad, porque ahora dejas de controlar lo que antes dominabas gracias al paso de los años: tu propia vida. Antes, lo que te pasara a ti casi siempre tenia remedio y, sino tú podías con ello, porque las mujeres solemos ser fuertes para sobrellevar los baches del camino. Pero ahora lo que te ocurre ya casi no tiene importancia, porque lo que temes no es lo que le pasa a tu hijo, sino la lista infinita de cosas que le podrían ocurrir.

Y el miedo te va socavando, cada día un poquito. Te preocupa que enferme, te inquieta darle una buena educación, te angustian las noticias sobrecogedoras que oyes en cada telediario, te obsesiona la crisis y el precio de los pañales…

En definitiva el miedo que antes podías sobrellevar, porque tú eras fuerte, porque nada podía contigo, porque tus espaldas eran anchas para tirar adelante, ahora te mina y te hace decir algo que antes nunca habías pensado: "Ahora tengo miedo".

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